Antxoa.com

New York (día 2, parte 2): Una noche en la Ópera

El día a día

29 Marzo 2011

Ya estoy de vuelta para continuar el día 2.

Para aquellos que no os guste la ópera, os recomiendo que dejéis de leer y vayáis a hacer otra cosa, porque os vais a aburrir.

Mi primera vez en la Ópera. Y con La Bohème de Puccini. Había visto en directo otra anteriormente, pero sólo en versión reducida, sin escenificación ni gran orquesta (casualmente también fue La Bohème), así que no contaba.

El escenario era uno de los templos mundiales de la música: el Metropolitan Opera. No hay día que no haya espectáculo. Al mes pueden escenificar más de 5 óperas diferentes, varios conciertos, etc… Es amor por la música (y mucho dinero de las donaciones millonarias). Si viviera en New York, me dejaría el sueldo en un abono anual del Met, y no me dolería. En relación calidad-precio, las entradas están baratas. Por 100 euros al cambio, tenía una entrada muy decente. Las había más baratas, pero arriba del todo, con lo cual no se vería casi nada y también las había más caras (palcos, orquesta…). Yo estaba en el medio. No se podían sacar fotos, pero al telón ya saqué, ya:

Telón dorado del Metropolitan Opera

Además, el montaje de esta noche era el clásico de Franco Zeffirelli. No tendría ni que explicar quién es este señor, tenéis la Wikipedia para leerlo, pero a modo resumen os diré que es una especie de DIOS en este mundillo. Director de orquesta, de cine, escenógrafo… Así que me imaginaba que la puesta en escena iba a ser impresionante (pero me quedé corta).

Pero vamos a centarnos en la ópera en cuestión. La Bohème es una de las obras más famosas de Giacomo Puccini y siguiendo los estándares, es un dramón. Sabes desde el principio que los protagonistas van a sufrir y mucho, hasta se mueren. De nada sirve la fugaz felicidad que viven durante los primeros actos. Sabes que al final, en el último acto, en los últimos compases, el compositor va a ser cruel y va a matar a alguien. Quizás ahí radique la hermosura de las óperas. Muestran la vida real, llevando al límite las emociones y casi siempre con final amargo y triste (en contrapunto de las óperas bufas donde siempre reina la alegría).

No os cuento de qué va porque es mejor que la disfrutéis vosotros.

Richard Gere le decía a Julia Roberts en Pretty Woman lo siguiente:

People’s reactions to opera the first time they see it is very dramatic.
They either love it or they hate it.
If they love it, they will always love it.
If they don’t, they may learn to appreciate it,
but it will never become part of their soul.

Traduciendo a mi manera: La reacción de la gente la primera vez que ven una opera es muy dramática. Puede gustarles u odiarla. Si les gusta, siempre les gustará. Si no, podrán aprender a apreciarla, pero nunca será parte de su alma.

A lo que añado que es absolutamente cierto. La música es sonido, que se reduce a ondas elásticas, pura física. Nuestro cuerpo recibe esas ondas y las procesa. Pero de igual modo que un sonido agudo es capaz de romper una copa de cristal, otro sonidos nos atraviesan en el cuerpo y éste reacciona de diferentes maneras. Nos puede relajar o poner más nerviosos, nos hace sentirnos alegres o tristes, nos hace reir o llorar…

En mi caso, desde que se alzó el telón y la orquesta empezó a tocar las primeras notas, no pude dejar de llorar. Tenía el vello de punta y el sonido era el más hermoso y puro que había oído en mi vida. Apenas paraba de llorar unos minutos y con una nueva ária, volvía a llorar. Tonto, sí, pero no pude frenarlo.

Acto 1

El primer acto tiene lugar en la buhardilla de los bohemios, donde vive Rodolfo y su vecina Mimí (los protagonistas) que nos deleitan con Che gelida manina, Sì, mi chiamano Mimì y O soave fanciulla.

La Bohème, acto 1 y 4

Aquí, los protagonistas se conocen y enamoran. Se las prometen muy felices pero es una ópera, sabemos que no durará mucho. Y se ve a la legua quién morirá al final. Pero basta de tanta palabrería, aquí lo importante es escuchar y sentir la ópera:

Roberto Alagna: Che gelida manina (1995 – Paris, Opera Bastille)

Mirella Freni y Luciano Pavarotti: O soave fanciulla (1990 – San Francisco Opera)

Acto 2

Tras unos escasos 5 minutos de pausa, se levanta el telón y todos exclamamos un Guau, Jo*er, WTF, OMG, OMFG y demás expresiones similares… Habían recreado una plaza de verdad, más de 100 personas en el escenario (que luego se duplicarían) con niños, un caballo… había dos plantas en la plaza, una escalera inmensa (y real), un café… En la foto es imposible apreciar todos los detalles pero en el video se ve algo mejor. Aún así, hay que estar allí para vivirlo.

La Bohème, acto 2

En este acto, todo es alegría, Rodolfo y Mimi comparten con sus amigos una cena y aparece la coqueta Musetta, vieja conocida y ex-amante de Marcello. El ária clave, ese Quando me’n vo’ que es mi pieza favorita de toda la ópera y que podéis escuchar en la voz de Ainhoa Arteta (que no lo hace mal):

Ainhoa Arteta: Quando me’n vo’ (1998 – New York, Metropolitan Opera)

Acto 3

Descanso de 15 minutos para desmontar el tinglado de la plaza y montar el siguiente escenario que no se llevó tantos OMFG como el anterior pero siguió dejándonos con la boca abierta. Nieve. Nevaba en el escenario que ya estaba nevado.

La Bohème, acto 3

Este acto es el más sentido y pasional pues las cosas ya no marchan tan bien, Mimí está cada vez más enferma y Rodolfo está consumido por los celos. Deciden decirse adios para no hacerse más daño, a la vez que Musetta y Marcello llegan al mismo pacto. El cuarteto Addio dolce svegliare alla mattina! es impresionante:

Josè Carreras, Teresa Stratas, Richard Stilwell, Renata Scotto: Addio dolce svegliare alla mattina! (1982 – New York, Metropolitan Opera)

Acto 4

Otros 15 minutos más para volver al escenario de la buhardilla. Y ya la música nos empieza a poner en situación de lo que va a ocurrir. Es el último acto, las cosas pintan muy mal para Mimí, que llega a casa de Rodolfo, agonizando. Con el último hilo de voz que le queda, canta por última vez junto a su amado Rodolfo.

Angela Gheorghiu y Roberto Alagna: Sono andati? Fingevo di dormire (2005 – Orange)

Y muere.

 

La ópera termina y yo sigo llorando. Salgo del edificio y me dirijo al metro, con los cleenex agotados. Pero quedaba aún un bonus extra. En el andén de enfrente, un saxofonista empieza a tocar. La melodía se me hace familiar. Una pareja se abraza y baila en el andén. Es el vals de Musetta (Quando me’n vo’). El resto de la gente sonríe, rememora lo vivido hace unos minutos dentro de la ópera. Algunas personas balancean la cabeza. Felices. Es como si estuviéramos soñando un poco. Si hasta casi puedo escuchar la voz de Musetta…

Haced la prueba: sólo os llevará 3 minutos. Cerrad los ojos y dejaos llevar por la música y la preciosa voz de Anna Netrebko (pero cerrad los ojos de verdad, que si no, no vale)

Entonces llegó el metro con su ruido atronador y nos despertó a todos. Había que volver al hostal, a procesar lo vivido. Y vosotros, a seguir trabajando, que el descanso ha terminado.

Los comentarios están cerrados

También me puedes encontrar en:

Diseño basado en el tema Revoltz