New York (día 4): Tea-time at Tiffany’s
1 Mayo 2011
Domingo también soleado aunque yo no me encontraba para muchos trotes. La idea de meterme en un museo que estaría abarrotado hasta los topes y también lleno de niños me echaba para atrás, así que decidí tomarme el día con calma e ir más allá de Union Square.
La primera parada fue Washington Square. Si os habéis leído la novela de Henry James con el mismo nombre, podéis adivinar por qué.
Bajando Broadway, atravesando el Soho y hasta el norte de Tribeca. Esta zona es preciosa, llena de tiendas con escaparates aún más preciosos. Sin embargo, cuando te diriges hacia Little Italy y Chinatown el panorama empieza a cambiar.
Me pareció muy viejo, mal cuidado y qué decir de los olores… si ya estaba un poco harta de tanto olor a comida en cada esquina, en estas zonas me harté por completo. Pasé muy de puntillas porque tampoco veía nada que me gustase ni había ganas de sacar la cámara.
Después, rumbo al New Museum, un museo de arte modero que me gustó mucho. Las esculturas de Lynda Benglis primero y los cuadros de George Condo me sorprendieron bastante. Lástima que no dejaban sacar fotos. Y como colofón, las vistas desde terraza de la última planta. Eran las primeras que podía disfrutar desde Manhattan y aunque sólo era un piso 5 ó 6, se podían apreciar muchos matices que desde el Empire State o el Rockefeller Center no podría.
Ahora tenía una misión que cumplir: encontrar el CBGB, mítico club por donde pasaron los Ramones, Misfits… El local original cerró en 2006, después abrieron una tienda en homenaje. Sin embargo, ahora ya no queda ni eso, al llegar al 315 de Bowery Street no quedaba ni rastro. Mission failure.
Cogí el metro hasta el Radio City Music Hall y ya que me pillaba cerca, fui caminando por la 5ª avenida hasta la esquina sureste de Central Park. Nuevos rascacielos, tiendas de prohibido mirar el escaparate y justo para hora de la merienda: Tiffany! La melodía de Moon River sonaba en mi cabeza, pero los escaparates me parecieron un poco decepcionables. Tanto hype y luego no es tan impresionable.
Quedaba otra misión: visitar la tienda de Apple, justo en esa esquina de Central Park, frente al magestuoso hotel Plaza. En este caso fue un abort mission. Estaba petada, había que bajar por una escalera de caracol aún más petada. Ufff, demasiado agobio y la verdad es que temía por la integridad de mi HTC entre tanto Apple-fanático.
El atardecer estaba llegando pero calculé que me daría tiempo a bordear toda la zona sur de Central Park y llegar a Columbus Circle antes de que se hiciera de noche. Calculé bien. Vuelta al hostal muerta, que a lo tonto había vuelto a patear mucho y a esperar la ceremonia de los Oscar, la primera que vería sin tener que trasnochar.
Como siempre, os recuerdo que podéis ver muchas más fotos en mi Galería de fotos de New York.